miércoles, octubre 06, 2010

Hoy...


Hoy me siento como un poema de Pizarnik.
Como el viento sin alas encerrado en mis ojos. Así es la llamada de la muerte.
La noche mendiga mi sangre.
Y la muerte siempre al lado. Y la muerte siempre al lado...
¿Y cómo es posible no saber tanto?
Hoy hay que pintar sin para qué, sin para quién.
¿Escribo todo esto porque necesito un lugar donde suceda lo que no es?
Algo como la noche o la nada.
Habría que beber siempre en silencio. O en el silencio.
Bebamos vino y a morirse luego.
Nada más peligroso, cuando se necesita ayuda, que recibir ayuda.
Y no quiero ir nada más que hasta el fondo.