sábado, abril 03, 2010

La luna...


Noche; silencio.
Inmovilidad de las ramas y del pensamiento.
Una rosa, imagen de la efímera belleza,
deja caer con lentitud sus pétalos.
Coge una copa de vino, siéntate a la luz de la luna y bebe,
mientras te dices que quizás mañana te busque, en vano,
el astro de la noche.
He sondeado todos los enigmas del universo,
he amado a mis soledades y no he envidiado
a los ciegos que encuentro en el camino.
Me pregunto: ¿qué es, en verdad, lo que poseo,
qué subsistirá de mí cuando haya muerto?
La vida es breve como un suspiro.
Nada me interesa ya: levántate y dame vino.
Bajo la sombra de un árbol me inclinaré sobre un viejo libro.
Un pájaro cruza el espacio, ¿a dónde irá?
Ya lo he perdido de vista.
Si quieres tener la magnífica soledad de las estrellas,
las rosas y la luna:
Rompe tus lazos con los hombres y aléjate de todas las mujeres.
No te acojas a nadie.
Así no sentirás ningún temor por la muerte.
La luna acaba de salir.
Mañana, el sol bañará la ciudad silenciosa.
Dirige la mirada a tu alrededor: Tus mejores amigos han muerto...
Levanta la cabeza y extiende tus manos.
Acaricia la luna y bebe vino.