martes, mayo 06, 2008




Leer... unos de los grandes placeres de esta vida. Leer me transporta.

Hace poco escuché a mi amigo Abril Sosa decir que no se preocupaba por el dinero... Cuando hay dinero se gasta, cuando no hay se lee un libro.

Con una mezcla de literatura e imaginación puedo decir que escuché las enseñanzas de Confucio, entendí la doctrina de Brahma, me senté cerca de Buda a la sombra del árbol de la sabiduría. Estuve en el Sinaí cuando Jehová se presentó a Moisés, en el Jordán ví los milagros de Jesús, en Medina escuché las palabras del profeta. He visto el poderío de Babilonia, la gloria de Egipto, la grandeza de los griegos. Me senté con los sacerdotes asirios y charlé con los profetas judíos, aprendí la sabiduría que fue revelada a la India, memoricé la poesía que desbordó a los árabes, cultivé la música que brotó del sentimiento de Occidente. He soportado la crueldad de los conquistadores ambiciosos, la opresión de los tiranos.


Cito una poesía de Miguel de Unamuno:


Leer, leer, vivir la vida

que otros soñaron.

Leer, leer, leer, el alma olvida

las cosas que pasaron.

Se quedan las que quedan, las ficciones,

las flores de la pluma,

las olas, las humanas creaciones,

el poso de la espuma.

Leer, leer, leer; ¿seré lectura

mañana también yo?

¿Seré mi creador, mi criatura,

seré lo que pasó?


Arriba: el retrato de Unamuno por el gran pintor español Solana.