jueves, noviembre 30, 2006

Todo pasa...


Cuenta la leyenda que el Rey David tenía un anillo con la inscripción: Todo pasa. Cuando se está triste, estas palabras consuelan; cuando se está alegre, producen melancolía. Este anillo no permite extralimitarse ni en las alegrías ni en las tristezas...
Y sí, todo pasará, la vida misma acabará, ¿Porqué entonces atribuir tanta importancia a nuestras pequeñas alegrías y dolores? Lo único que importa es ser libre.

Pero si yo hubiese tenido el deseo de mandarme hacer un anillo, le habría hecho grabar esta inscripción: Nada pasa.
Sí, estoy convencido que nada pasa sin dejar una huella tras nosotros, y que cada acto nuestro , incluso el más insignificante, ejerce determinada infuencia en la vida de todos los demás y en nuestra vida presente y futura.