lunes, noviembre 06, 2006

De los Dioses de la Noche...


-Sabés algo Loco, sino fuera por Beethoven, creo que ya estaría muerto. Dijo Mauro. Me salvó. No sé como explicarlo.

-¿Cómo es eso Mauro? ¿Qué la música de Beethoven te salvó? ¿Del suicidio? –Preguntó el Loco asombrado.

-Sí, claro, eso, del suicidio. En los peores momentos me aferré mucho a su música. –Dijo Mauro con nostalgia.

-Bueno no es tan extraño. Dicen que el arte salva. Hörderlin dijo: “Cuando abunda el peligro crece lo que salva”. Pero imaginemos si Beethoven estuviese vivo, y anuncia que en un mes toca en Argentina. La gente infeliz se desesperaría por ir a verlo. En vez de un concierto de piano sería una especie que terapia donde acudirían personas miserables e infelices como: hombres lampiños, gordas con problemas de tiroides y ojos de huevo, vendedores tímidos, obreros de fábricas de galletas resentidos que escupen mientras producen toneladas de masa, hombres chiquitísimos, mujeres con dentadura deformada que inevitablemente escupen al hablar, pianistas que accidentalmente perdieron su mano, hombres que cuando los vemos, siempre parecen haber terminado de afeitarse un segundo antes.

Fragmento del libro: "De los dioses de la noche" Emilio Fatuzzo, 1999.